La selección natural es uno de los mecanismos básicos de la evolución, junto con la mutación, la migración y la deriva genética.
La gran idea de Darwin de la evolución por selección natural es relativamente simple pero a menudo malinterpretada. Para entender cómo funciona, imagina una población de escarabajos:
1) Los rasgos son variados: Por ejemplo, algunos escarabajos son verdes, otros son marrones.
2) Hay reproducción diferencial: Debido que el ambiente no puede soportar un crecimiento poblacional limitado, no todos los individuos llegan a reproducir su potencial total.
En el ejemplo anterior los escarabajos tienden a ser comidos por los pájaros y sobreviven menos que llegan a reproducirse, en relación a los escarabajos marrones.
3) Los rasgos se heredan: Los escarabajos marrones sobrevivientes tendrán escarabajitos marrones porque este rasgo, la coloración, es de origen genético.
4) Resultado final: Los rasgos más ventajosos, como la coloración marrón, permiten que los escarabajos dejen más descendencia, estos rasgos comienzan a ser más frecuentes en la población. Si este proceso continúa, eventualmente todos los individuos de la población serán marrones.
La evolución por selección natural necesita variación, reproducción diferencial y herencia para llevarse a cabo.