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Capítulo 1: Introducción a la Química Estructura atómica Regresar La materia está formada por partículas del orden de 10 -10 m llamadas átomos. Los átomos constan de un núcleo atómico, donde se ubican partículas subatómicas de dos tipos: protones y neutrones. Los protones y neutrones tienen una masa similar, que se mide en unidades de masa atómica (1 unidad de masa atómica = 1 u.m.a). La masa de estas partículas equivale a 1 unidad de masa atómica. Los protones son partículas con carga eléctrica, de signo positivo e intensidad 1. Los neutrones, en cambio, carecen de carga eléctrica. La mayor parte del átomo es espacio vacío. Si se agrandara un átomo hasta llevarlo al tamaño de un estadio de fútbol, el núcleo ocuparía lo que una pelota de tenis en el centro de la cancha y los electrones, casi 2.000 veces menores que el núcleo, girarían en las tribunas. Dado que partículas de igual carga se repelen, los niveles electrónicos no pueden albergar un número indefinido de electrones. Por el contrario, cada nivel tiene un número máximo de electrones admisible. Éste puede calcularse con la siguiente fórmula:
La configuración electrónica es la distribución que adoptan los electrones de un átomo particular. Los electrones de un átomo se distribuyen siempre ocupando los orbitales en un orden fijo, desde el de menor al de mayor nivel energético. Es decir que, conociendo el número de electrones de un átomo, podemos predecir su configuración electrónica. ¿Cómo recordar el orden de “llenado” de los orbitales? Éste se puede obtener aplicando una regla práctica, la “regla de las diagonales”, que se muestra a continuación. Siguiendo el recorrido de las diagonales es posible determinar la posición que ocuparán los electrones. Por ejemplo, un átomo que posee 7 electrones presenta 2 electrones en el nivel 1 y 5 electrones en el nivel 2, con la siguiente distribución: 1s2, 2s2, 2p3. Elemento químico Regresar Un átomo puede ser caracterizado por su número atómico y su número másico. Ejemplo:
Es interesante señalar que algunos isótopos son radiactivos. En biología, éstos resultan muy útiles, por cuanto la posibilidad de detectar la radiación que emiten permite conocer el itinerario del isótopo dentro del organismo o su participación en distintas reacciones químicas. Al uso de los isótopos radiactivos como trazadores, recién mencionado, debe agregársele el uso de ciertos isótopos como datadores, ya que posibilitan calcular la edad de restos fósiles o estratos geológicos.
Molécula y sustancia Regresar Los átomos de la mayor parte de los elementos no se encuentran al estado libre en la naturaleza. Por el contrario, los átomos tienden a unirse unos con otros formando partículas denominadas moléculas. Las fuerzas que mantienen juntos a los átomos de una molécula reciben el nombre de uniones o enlaces químicos. Una sustancia puede definirse como una clase particular de materia, con propiedades características y constantes, derivadas de una determinada estructura molecular. La molécula es la menor partícula que conserva las propiedades de una sustancia; si la molécula se rompe, si sus átomos se separan, o se unen de manera diferente, la sustancia original da paso a otras, con otras propiedades.
Peso atómico (PA) y Peso molecular (PM) Regresar La masa del átomo se calcula sumando la masa de sus protones y neutrones. La masa de una molécula es igual la sumatoria de las masas respectivas de los átomos que la forman. Mol Regresar El mol es una unidad muy utilizada que equivale a 6,02 .1023 (número de Avogadro) partículas elementales (protones, neutrones, electrones, átomos, moléculas o iones). La masa de un mol de partículas corresponde a la masa de una partícula expresada en gramos. Por ejemplo, la masa molecular del agua es 18, entonces un mol de moléculas de agua tiene una masa de 18 g. Reacción y ecuación química Regresar Las reacciones químicas son las transformaciones en las cuales una o más sustancias cambian su estructura molecular, convirtiéndose en otras. Las sustancias iniciales se denominan reactivos o sustratos y las finales, productos. Uniones químicas Regresar Si bien la mayoría de los elementos tienden a combinarse unos con otros, los elementos clasificados en el grupo VIII de la tabla, llamados gases raros, nobles o inertes, son una excepción. Éstos no reaccionan y sus átomos se encuentran al estado libre en la naturaleza. Los químicos buscaron en la configuración electrónica de los gases nobles la explicación a su inercia, o incapacidad de reaccionar. Encontraron que los gases nobles tienen su último nivel electrónico completo, esto es: con el número máximo de electrones admisible para ese nivel. El resto de los elementos, pertenecientes a otros grupos de la tabla periódica, posee su último nivel incompleto. Concluyeron, entonces, que lo que determina que un átomo sea inestable y reaccione con otros es la “necesidad” de completar su nivel electrónico más externo. Al formar una unión química, un átomo inestable “consigue” el número de electrones que le confiere la estabilidad. Esta explicación se conoce como “teoría del octeto de Lewis”, dado que, en muchos casos, ocho es el número de electrones del último nivel con el cual un átomo se hace estable. Cuando un átomo se enlaza con otro tiende a adquirir la configuración electrónica del gas noble más cercano en la tabla periódica.
Las uniones iónicas ocurren cuando reaccionan un metal, como el sodio y un no metal, como el cloro. Los metales son elementos con baja electronegatividad (electropositivos) y tienen tendencia a ceder electrones, mientras que los no metales tienen una electronegatividad alta (electronegativos) y tienen tendencia a captar electrones. Al encontrarse un átomo de sodio con uno de cloro, éste atrae el electrón de valencia del sodio. Así, el cloro adquiere el electrón que le faltaba para estabilizar su nivel 3. Al mismo tiempo, el sodio, despojado de su electrón, queda con dos niveles electrónicos. Ahora, su nivel 2 pasa a ser el más externo, quedando estabilizado con sus 8 electrones. Como consecuencia de la cesión de un electrón del sodio al cloro, tanto uno como otro se convierten en iones. Un ión es una partícula con carga eléctrica. El sodio se transforma en un catión (ión con carga positiva), pues conserva sus 11 protones, pero posee solamente 10 electrones. El cloro, por su parte, queda convertido en un anión (ión con carga negativa), pues posee 17 protones y 18 electrones. Dado que los átomos de Hidrógeno poseen 1 electrón en su nivel 1, alcanzan la estabilidad con 2 electrones, que es el número máximo admitido por ese nivel, adoptando así la estructura del Helio, el gas noble más cercano (Z =2). A cada átomo le falta un electrón para estabilizarse, pero como tienen la misma electronegatividad, el electrón no es cedido por ninguno de ellos. Por lo tanto, se forma un par de electrones que se comparte entre ambos núcleos. El par de electrones compartido mantiene juntos y estables a los átomos formando una unión covalente. En el caso del gas oxígeno (O2), los átomos que forman la molécula comparten dos pares de electrones, dado que los átomos de Oxígeno tienen 6 electrones de valencia en el nivel 2, el cual se satisface con 8 electrones. Como se desprende de los casos anteriores, en las uniones covalentes pueden ser compartidos uno o más pares de electrones, lo que permite clasificarlas en simples, dobles, etc. En otros casos, los enlaces covalentes se establecen entre átomos de elementos con diferencia de electronegatividad intermedia: ni tan acentuada como para producir la ionización, ni tan pequeña como para generar un enlace covalente apolar, en el cual los electrones compartidos están a igual distancia de ambos núcleos. En estos casos ocurren uniones covalentes polares. En las uniones covalentes polares, cada átomo aporta un electrón para formar el par que se comparte, pero éste resulta atraído más fuertemente por uno de los dos átomos, el que corresponde al elemento con mayor electronegatividad. Así, los electrones tienden a ubicarse en un polo de la molécula, generando una zona de densidad eléctrica negativa, mientras que el otro polo de la molécula queda desprovisto de electrones, convirtiéndose en un polo de densidad eléctrica positiva. Las moléculas en las cuales hay uniones covalentes polares son dipolos, y las sustancias por ellas formadas son compuestos polares. Es importante diferenciar un compuesto polar de un ión. En el compuesto polar, la cantidad total de cargas positivas (protones) y negativas (electrones) está balanceada, aunque la densidad de electrones sea mayor en una parte de la molécula. Un ión, en cambio, es una partícula que cedió o ganó uno o más electrones, por lo cual sus cargas positivas y negativas no están balanceadas y se dice que tiene carga neta (negativa o positiva). Como se observa en el esquema de la molécula de agua, los dos pares de electrones compartidos entre ambos elementos resultan atraídos con mayor fuerza por el átomo de Oxígeno, donde se establece el polo de densidad negativa de la molécula; la zona de densidad positiva corresponde a los núcleos de los átomos de Hidrógeno.
En todas las uniones covalentes mencionadas hasta el momento, el par de electrones que se comparte se conforma con un electrón proveniente de cada átomo. Éstas son las uniones covalentes puras. Existe otro tipo de unión covalente, la dativa o coordinada, que se diferencia de la anterior en que el par de electrones es aportado por uno solo de los átomos participantes. De modo que un átomo contribuye como dador de los electrones y el otro como aceptor, aunque los electrones son compartidos. Por ejemplo, en el dióxido de azufre (SO2), uno de los átomos de Oxígeno establece unión covalente pura doble con el átomo de azufre (Z=16), de manera que ambos consiguen 8 electrones en su nivel electrónico externo. El segundo átomo de Oxígeno también comparte un par de electrones con el átomo de Azufre, pero en este caso los dos electrones los aporta el Azufre, formándose una unión covalente dativa.
Valencia Regresar El número de valencia o simplemente la valencia de un elemento químico es el poder o capacidad de combinación que éste tiene con respecto a otro, es decir, el número de uniones que puede establecer. Si se tratare de uniones covalentes, la valencia es el número de pares electrónicos que comparte, y si se tratare de uniones iónicas, el número de electrones que cede o recibe. Uniones intermoleculares: fuerzas de van der Waals Regresar Entre todas las moléculas de cualquier sustancia existe una débil atracción que se torna significativa cuando la distancia entre las moléculas es muy pequeña. Este tipo de atracción o unión intermolecular se conoce como fuerza de van der Waals. Es debida a que la atracción mutua entre el núcleo de una molécula y los electrones de otra, es ligeramente superior a la repulsión mutua entre los electrones y los núcleos de ambas. Por regla general, las moléculas pesadas se atraen con mayor intensidad que las livianas.
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