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Cada ovario de una mujer sexualmente madura, contiene alrededor de 200.000 óvulos inmaduros denominados ovocitos primarios. Cada ovocito primario es diploide (2n), y se encuentra detenido en profase I de la meiosis. El ovocito primario y la capa de células que lo rodea, constituyen un folículo.
Un ciclo menstrual dura alrededor de 28 días, comenzando a partir del primer día de menstruación.
Durante los primeros siete días del ciclo, comienzan a madurar entre seis y doce ovocitos primarios. A medida que se desarrolla un folículo, las células foliculares pasan nutrientes al ovocito a través de uniones gap. Miles de células foliculares proliferan por división, acompañando al ovocito en crecimiento.
Hacia el día 7 del ciclo comienzan a degenerar todos los ovocitos que iniciaron su desarrollo, menos uno. Las células del folículo que continuan su crecimiento, siguen nutriendo al ovocito, le proveen proteínas y moléculas informativas necesarias para la etapas tempranas del desarrollo.
El ovocito primario maduro, completa la meiosis I, dando origen a dos células haploides (n). Cada una de estas células recibe la mitad de los cromosomas, sin embargo una de ellas, el glóbulo polar, recibe muy poco citoplasma. La otra célula, el ovocito secundario, inicia la meiosis II pero no la completa. La meiosis II queda detenida hasta la fertilización.
Hacia el día 14 del ciclo se lleva a cabo la ovulación. El ovocito secundario es liberado desde el ovario e ingresa al oviducto (trompa de Falopio). El movimiento de las cilias microscópicas que contiene el oviducto, ayudan al desplazamiento del óvulo inmaduro. El oviducto es el sitio en donde el óvulo inmaduro puede ser fertilizado por una célula espermática, y donde se completa la meiosis.
Las células del folículo roto se convierten en una masa de tejido endócrino denominado cuerpo lúteo. Esta estructura permanece en el ovario por dos semanas, secretando estrógenos y progesterona. El cuerpo lúteo se desintegra hacia el final del ciclo ovárico, si la mujer no queda embarazada.
El ciclo ovárico está estrechamente coordinado con el ciclo uterino. En el útero, crece el tejido de revestimiento en el que se forman largas glándulas. El desprendimiento de este revestimiento, marca el inicio de un nuevo ciclo uterino. Este evento denominado menstruación, ocurre en los primeros días del ciclo menstrual.
Después de la menstruación, el revestimiento del útero comienza a crecer nuevamente y a prepararse para la implantación del embrión. Durante esta etapa del ciclo y hasta la ovulación, el tejido de revestimiento se engrosa por proliferación y desarrollo de glándulas. Junto con las glándulas, se desarrollan capilares que aportan nutrientes a los tejidos en crecimiento.
Justo antes de que ocurra la menstruación, los capilares comienzan a degenerar. Al no recibir nutrientes, el tejido de revestimiento muere. Este tejido muerto se desprende y fluye a través de la vagina hacia el exterior.
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