Como la selección natural puede producir sorprendentes adaptaciones, es tentador pensarla como una fuerza todopoderosa, impulsando a los organismos, presionándolos constantemente en dirección al progreso, esta no es la forma en la que actúa la selección natural.
Primero, la selección natural no es todopoderosa, no produce perfección. Si los genes son lo suficientemente buenos, dejarán descendencia en la próxima generación, pero no son perfectos. Esto se ve claramente en las poblaciones actuales: las personas pueden tener genes para enfermedades genéticas, las plantas pueden no tener los genes para sobrevivir a una sequía, un predador puede no ser lo suficientemente rápido como para capturar a su presa todo el tiempo y sufre hambre. Ninguna población u organismo está perfectamente adaptado.
Segundo, es más adecuado pensar a la selección natural como un proceso que como una mano guiadora. La selección natural es el resultado simple de la variación, la reproducción diferencial, y la herencia-es sin sentido y mecanicista. No hay objetivos, no hay esfuerzo para producir progreso o un ecosistema equilibrado.
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La evolución no trabaja de esta forma |
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Palabras como necesitar, intentar, querer no son adecuadas para explicar la evolución. Las poblaciones o los individuos no quieren o tratan de evolucionar, la selección natural no puede suministrar lo que un organismo necesita. La selección natural, precisamente, selecciona entre las variaciones existentes dentro de una población. El resultado es la evolución.
En el extremo opuesto de la escala, la selección natural, a veces, es interpretada como un proceso azaroso. Esto también es un error. Las variaciones genéticas que se dan dentro de una población son por mutaciones al azar, pero la selección actúa sobre la variación de forma no azarosa: las variaciones genéticas que ayudan a sobrevivir y reproducirse es más probable que se incrementen que aquellas variaciones que no lo hacen. La selección natural No es al azar.
Supervivencia del “más apto”
Hay varias razones por las cuales la selección natural no produce rasgos perfectamente diseñados. Por ejemplo, podemos imaginarnos que las chitas o guepardos pueden ser más aptas (producir más descendencia) si corren un poco más rápido y atrapan más presas. Señalemos algunas razones por las que la selección natural no produce chitas más rápidas o perfectas:
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Falta de la variación genética necesaria
La selección sólo puede actuar sobre la variación genética disponible. Una chita puede correr más rápido si tiene los genes para correr más rápido, pero si estos genes no están en la población debido a mutación o deriva génica, la evolución no se producirá en esa dirección. Una chita más rápida puede evolucionar si en su población pasó sus genes, es decir si dejó descendencia.
Límite debido a la historia
Aunque una disposición o estructura diferente de los músculos de las patas y los huesos pueda producir una chita que corra más rápido, sin embargo la forma básica del cuerpo de los mamíferos está todavía en sus genes y su desarrollo está limitado a este diseño, que no ha sido alterado. No hay forma de salir de ese diseño, a través de la selección natural.
Intercambios
El cambio de un rasgo por uno mejor puede acarrear un cambio desfavorable. Quizás los genes más rápidos están en la población, pero hay un intercambio asociado a ellos, correr más rápido en distancias cortas significa que el metabolismo de las chita requiere más energía o que las patas de las chita pueden ser extremadamente frágiles. Aunque los huesos más largos incrementen la zancada, sus posibilidades de fallar al flexionar su peso se incrementan también. En este caso puede no haber un incremento neto en la aptitud como resultado de poseer los genes para correr más rápido.
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Chita con longitud óptima de las patas |
Chita con patas más largas para obtener mayor velocidad, tiene huesos más frágiles. |
La selección natural no produce perfección, pero al menos se deshace de genes deletéreos (letales), ¿Lo hace ?. Quizás no.